Un brujo de segunda

Texto: Joles Sennell.
Ilustración: Xan López Domínguez
Anaya. Madrid, 2003

Un brujo de segunda es un texto muy libre y me he sentido también muy libre ilustrándolo. Es uno de los libros que cuenta con más bocetos para desarrollar las ilustraciones. A veces el blanco y negro me apasiona.

Conjunto de relatos que desarrollan un tema que en la actualidad tiene gran aceptación entre los jóvenes lectores: la creación de mundos mitológicos y seres fantásticos. Cuentos como «Un brujo de segunda», donde el protagonista, aparentemente un señor corriente, fabrica una máquina para ver el futuro; o «La prueba», donde una jovencísima hada es enviada al mundo de la realidad para hacer feliz a alguien. 

Las siete historias de Un brujo de segunda:

Crónica. A un compositor le llega el encargo de crear un himno nacional para su país, pero no se inspira y plagia el de los países vecinos. Cuando se enteran estos, inician una guerra de años y en ella muere el compositor. Transcurrido el tiempo, los poderosos de cada nación pactan una tregua y crean un estado con alianzas de los tres países. Su himno será el que causó la guerra.
El valle de Endorro. ¿Qué les ocurrió a los habitantes de la Atlántida, esa bella isla de coral y oro? Pues que eran unos vagos y se procreaban fácilmente. Con el peso de todos, la isla empezó a hundirse. La primera voz de alerta la dieron los delfines. Para quitar peso, los dioses lanzaron trozos de hielo que se había formado sobre la tierra lejos de la isla. Como no consiguieron nada, los delfines les llevaron a las tierras donde había caído su porción de hielo. Endorro, un pequeño dios, lanzó el suyo bien lejos y llamó al lugar donde cayó «valle de Endorro». En la actualidad, Andorra.
Las peripecias de Isquirión. Isquirión solamente sabía que había nacido del corazón de una fruta que se parecía mucho a una manzana. Nada más. Y que le preocupaba el mundo donde había ido a parar. No le gustaba nada.
Deseaba vivir en un lugar de sonidos agradables. Así que recorrió medio mundo hasta tropezar con un grillo que tocaba el violín. Lo había encontrado en el corazón de una fruta que se parecía a una manzana. El grillo le regaló el violín, e Isquirión, al tocarlo, comprobó que los sonidos que emitía eran los que buscaba.
Un brujo de segunda. Baldomero estudia por correspondencia el curso de brujo de segunda, ya que no puede ser uno de verdad. Su sobrino Luis y el portero de su casa observan sus acciones de cerca; el primero con admiración y el segundo con preocupación porque siempre causa algún estropicio al vecindario. Cuando consigue el título, sus superiores
le prohíben utilizar la magia para sus inventos. Pero no le prohíben preparar unas buenas meriendas a Luis.
¡Combustible! Un famoso autor de libros de fantasía comenta que ha regalado su imaginación a un hada que apareció una noche en su casa. Esta le contó que el mundo de la fantasía se estaba quedando sin imaginación por culpa de los humanos. Estos cada vez necesitaban más en sus vidas y ya no les quedaban reservas. El hada le pide que le regale su imaginación, pues es el único que puede darla, para crear un banco de fantasía fuera de este mundo y renovarla.
La prueba. En el mundo de la fantasía surge un nuevo personaje, Vespilla. Es muy traviesa y sus mayores la mandan a la realidad para que no moleste. Aparece en la selva brasileña y ve una boa. Creyendo que la serpiente no está a gusto en ese clima, la traslada a diferentes hábitats hasta encontrar un lugar adecuado para que viva. Al no hallarlo, se la lleva a la fantasía, donde los animales pueden hablar. La boa le pide que la devuelva a Brasil, de donde salió.
Hadas. Una tarde, un escritor se sienta en un capullo gigante a la sombra de unas moreras para leer un libro. Cuando lo abre, unos gnomos le explican que debajo se encuentra la última hada del mundo. Como la gente ya no abandona niñas (lugar de donde proceden las hadas), y el gobierno no toma cartas en el asunto, las hadas están en peligro de extinción. El autor cierra el libro y deja al gnomo con la palabra en la boca. Cuando vuelve a abrir el libro, ya no salen los pequeños personajes. Al autor le sabe mal no haberles dejado hablar.